Iceberg gigante del tamaño de Londres se desprende de la Antártida

Un iceberg gigante, de mil 270 kilómetros cuadrados, se desprendió de la Antártida diez años después de que se detectaran las primeras grietas

Antártida, 1 de marzo 2021.-Un gran iceberg de unos mil 270 kilómetros cuadrados, aproximadamente el tamaño de la zona metropolitana de Londres, se desprendió de la Antártida, casi diez años después de que los científicos detectaran las primeras grietas en el hielo.

El bloque de hielo, que se separó del resto del casquete en la madrugada del viernes, se sitúa a menos de 20 kilómetros de la estación británica Halley VI, donde trabajan 12 científicos que fueron evacuados con anticipación a mediados de febrero, informó el centro de investigación polar British Antarctic Survey (BAS).

“Nuestros equipos llevan años preparándose para que un iceberg se desprenda de la plataforma de hielo de Brunt”, explicó en el comunicado la directora del BAS, Jane Francis.

Se trata del tercer gran abismo que se ha formado en la última década en la plataforma Brunt, que es la protuberancia flotante de glaciares que han fluido de la tierra hacia el mar de Weddell, al sur del Océano Atlántico.

Para la científica, hay dos opciones: “O el iceberg se aleja o encalla y se queda cerca de la plataforma de hielo de Brunt”.

El equipo vigila la falla con “una red automatizada de instrumentos GPS de alta precisión alrededor de la estación” y manda los datos a la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, de acuerdo al BAS.

“Nuestro trabajo ahora es vigilar de cerca la situación y evaluar cualquier impacto potencial de este desprendimiento en la plataforma de hielo restante”, afirmó por su parte el director de operaciones del BAS, Simon Garrod.

El iceberg tiene un tamaño considerable, pero no alcanza al A-68A, que se desprendió en julio de 2017 de la plataforma de hielo Larsen C, en el lado occidental del mar de Weddell.

El A-68A, cuya trayectoria podría llevarle a aguas de la isla de San Pedro, en el océano Atlántico Sur, se ha roto en diversos pedazos y se derrite a una tasa media de unos 2.5 centímetros diarios, lo que hace que su forma sea siempre cambiante y que tenga que ser monitoreado constantemente.

EFE

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