Por Carlos Alberto Rosales
@Carlos85458323
Los antiguos identificaban al horror vacui como la repetición que hacía sentir que nada sucede, que el tiempo no quiere pasar sujetando al político, al hombre. En ese momento de mayor parálisis es cuando las fuerzas del hartazgo impulsan la vuelta de la rueda del tiempo para volver a crear ilusión.
Ante la falta de nuevas ilusiones, hoy en Quintana Roo hay problemas concluyentes que se convierten en germen del hartazgo. Nuevamente tuvimos un fin de semana sangriento que llevó la cifra de crímenes violentos ejecutados en Cancún a los 153. Faltando a esto agregar los hechos sangrientos de Playa del Carmen y en el resto del Estado.
También se dieron a conocer estadísticas de la violencia de género que nos posiciona en los primeros lugares del Top Five de la Federación.
La violencia de género es un proceso que se despliega durante mucho tiempo y que a medida que crece, las víctimas aprenden, primero, a identificarla y, luego, a defenderse de la manera que pueden, siempre con la esperanza de que esta cese. Los detalles aislados parecen anodinos, pero juntos generan un proceso destructor, en el que la víctima es arrastrada a ese juego mortífero que hoy, hacen que estemos en alerta por el aumento de casos registrados.
En otro orden de cosas, los hoteleros, sector vital para la economía están en franco distanciamiento con el gobierno de Carlos Joaquín. El tono declaratorio y punzante de Carlos Gosselin, presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún expresando que promoverán el destino turístico “ante la inercia del gobierno”, puso en guardia al gobernador que pidió con su habitual tono conciliador mantenerse unidos. Las previsiones de Alex Zozaya, CEO de Apple Leisure y de los propios empresarios hoteleros locales están sintiendo la caída de la ocupación en un orden del 18 por ciento hacia finales de año.
Curiosamente, el montado cuadro de sonrisas compartidas en eventos públicos coincide con fuertes encontronazos donde el gobierno desconfía de hoteleros por evadir el impuesto al hospedaje y, estos de las autoridades por la falta de transparencia de lo que les retienen por ley.
Un gran retroceso en América Latina
Los números fríos que se reflejan, nos ponen ante la dura realidad de que estamos lejos de alcanzar en América Latina la meta de “hambre cero”, plasmada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y propalada sin pausas por los gobernantes y dirigentes de distintos signos políticos e ideológicos en este continente.
Los indicadores sociales que difunden los organismos nacionales e internacionales involucrados en la problemática del hambre en el mundo confirman de manera constante una realidad dolorosa: la deficiente e inadecuada alimentación que afecta a millones de pobladores en América latina.
Es decir, personas de escasos recursos y excluidas desde hace años del bienestar general que están subalimentadas, con graves problemas de desnutrición o que pasan hambre.
El contrasentido de este fenómeno radica en que la pauperización de millones de personas es verificable aun en regiones de próspera producción de alimentos, lo cual vuelve a poner en foco la mala prestación y contención de los Estados a los grupos sociales rezagados.
Una situación preocupante que fue puesta una vez más de relieve en un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (conocida como FAO, por sus siglas en inglés), que según estadísticas de su último Informe, muestra que el hambre aumentó seis por ciento en América latina y el Caribe durante 2016, con 42, 5 millones de personas desnutridas y con un crecimiento de casos de sobrepeso y de obesidad por mala alimentación.
Los datos están contenidos en la parte central del informe “Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe 2017”, que la FAO elaboró junto con la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Las malas noticias se agravan al detallar que la situación ha empeorado luego de varios años de progresivas mejoras. Esto es así debido a que en 2016 aumentó 2,5 millones el número de personas que sufren hambre en la región respecto de la medición de la propia FAO de 2015.
Al valorar los diferentes países del continente la prevalencia de la subalimentación, asoman en Brasil, Cuba y Uruguay con índices inferiores al 2,5 por ciento. Luego se ubican Argentina, Chile México y Trinidad y Tobago, con tasas iguales o inferiores al 5 por ciento en deficiencia nutricional.
Los números fríos que se reflejan en estos estudios, de probada seriedad, nos ponen ante la dura realidad de que estamos lejos de alcanzar en esta parte del mundo la meta de “hambre cero”, plasmada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y propalada sin pausas por los gobernantes del continente.
No hay excusa para postergar acciones conjuntas de las autoridades y de las organizaciones sociales cuando la hambruna sigue afectando a grandes franjas de la población y, mucho más dolorosos aún, cuando en medio del desquicio quedan millones de niños es estado de vulnerabilidad alimenticia y social.
Isla Mujeres sigue sumando en cumplimiento gubernamental
Juan Carrillo Soberanis, presidente municipal de Isla Mujeres cumple a los habitantes de Rancho Viejo con obras y servicios que contribuyen a mejorar la calidad de vida y rezago en servicios que había en ese sector del municipio.
La pavimentación de 5,648 metros cuadrados de nuevas vialidades, sumado a la construcción de parques y canchas de usos múltiples en colonias de la Zona Continental forma parte de una inversión histórica del orden de los 30 millones de pesos.
Carrillo Soberanis expresó que “Nuestro compromiso es y seguirá siendo trabajar en beneficio de todas las familias isleñas, para que vivan mejor y tengan mejores oportunidades de vida”.
