Columna // Arponazos
***Gerardo Solís Barreto utiliza, sin éxito, los movimientos sociales con el fin de incrustarse entre los aspirantes a cargos de elección popular o levantar algún hueso en la función pública municipal o estatal
***En su historial de traiciones, el abogado pseudoambientalista, figuran el fallecido Max Vega Tato, Marybel Villagas Canché, las hermanas Beristain, Mara Lezama, Claudia Sheinbaum y algunas personas a las que ha dejado colgadas en los juzgados
***Solís Barreto fue acusado de corromper a menores en su manifestación contra de la instalación de un Hotel RIU en Punta Nizuc
Por Alejandro Vargas
Cancún.- En su incesante pero frustrada carrera política dentro de las filas del partido Morena, Gerardo Solís Barreto ha dejado regadas una larga lista de traiciones y deslealtades a políticos, funcionarios y líderes sociales de ocasión.
Además, el “abogado” de profesión, con una escasa y cuestionada participación en los juzgados, también tiene en su haber la cínica y grotesca habilidad de colgarse de movimientos sociales en Cancún con el fin de atraer reflectores para sacar provecho personal sin lograrlo, aunque su anhelo es obtener una candidatura a puestos de elección popular o de un premio de consolación en la función pública.
También cuenta con señalamientos por parte de magistrados de utilizar a niños y sus padres en las manifestaciones para buscar protagonismo. Solís Barreto, respaldado en lo oscurito por Jorge Aguilar Osorio y el legislador Hugo Alday, “es solo un porrista, un alborotador de movimientos sociales, utilizado para actuar desde la tenebra”, acusan morenistas.
Para algunos de los fundadores del partido guinda, el supuesto presidente honorario de la inoperante o extinta Asociación Civil “Defensoría Internacional de Derechos Humanos”, es considerado un “traidor”, comenzando por abandonar al fallecido Max Vega Tato cuando apenas se gestionaba el nacimiento de Morena en Quintana Roo.
Su conciencia perredista, aliada del felixismo y borgismo, le impedían emprender un nuevo movimiento político y social.
Más tarde, ya como morenista, le dio la espalda a la hoy senadora Marybel Villegas Canché, a quien dejó en el camino cuando la vio derrotada en su aspiración por convertirse en candidata a la presidencia municipal de Benito Juárez.
Sin embargo, la traición le sirvió a Solís Barreto para unirse a la entonces candidata a la presidencia municipal de Benito Juárez (hoy ya gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama Espinosa), no sin antes tragarse sus palabras cuando la acusó de cómplice del ecocidio en el proyecto de Grupo Riu.
En aquel entonces Solís Barreto aseguró que “el Ayuntamiento de Benito Juárez encabezado por Mara Lezama y la Dirección de Medio Ambiente de Armando Lara Denigris, eran los principales responsables de aprobar el proyecto, a pesar de que usarán la duna costera para el desarrollo de 530 habitaciones, sin considerar el impacto ambiental en los manglares y la anidación de tortugas en los arenales”.
El abogado en cuestión, con número de cédula 2737606, también fue balconeado por los juzgadores al dejar entrever que hizo trampas en sus actos legales. Según Mauricio Flores, en el “amparo que Solís Barreto interpuso en contra de la instalación de un Hotel RIU en Punta Nizuc (el 984/2020) utilizó a menores de edad para acusar que esa obra atentaría contra el medio ambiente en una zona ya impactada por el Hotel Brisas Nizuc.
“Los juzgadores se percataron de la falsedad de declaraciones hechas por el presunto ambientalista, así como del truco de utilizar menores para no ser acusado de falsear declaraciones (delito que se persigue de oficio), por lo que se le inicia la acusación de corromper menores para que se prestaran a sus propósito… y por tanto a los intereses de Cosío Ariño”.**
También en su momento, el morenista con conciencia de péndulo, se alió a la pintoresca y corrupta familia Beristaín Navarrete; primero subordinándose a Luz María, para luego terminar de rodillas a Laura cuando perdió la reelección a presidenta municipal. A la sombra de estas mujeres incrustadas en la política y la función pública, el abogado ha vivido de la dádiva y el “cochupo” gubernamental tras bambalinas.
Como militante de Morena, Solís Barreto nunca ha pagado cuotas, pero eso sí, se ha tomado selfis con las corcholatas del presidente López Obrador, jurándoles a amor eterno, como buen vividor. Los operadores de Claudia Sheinbaum en Quintana Roo lo vomitaron, por eso ahora busca sumarse a Marcelo Ebrad, y se le ve muy activo llamando la atención del diputado local Julián Ricalde Magaña, especialmente en el movimiento contra de Aguakan. Así la vida de las rémoras y los traidores.