Perder a la persona amada, tan doloroso como la muerte

“Le tenemos miedo a la muerte, a los duelos. Pese a que todo el tiempo perdemos y tenemos duelos, no sabemos cómo enfrentarlos

Cancún, Q. Roo, 14 de febrero 2019 — Fechas como el 14 de febrero pueden ser muy dolorosas para algunas personas que han experimentado la pérdida de una relación sentimental o de amistad y no han superado el duelo que eso les causó, según señalaron los tanatólogos Magdalena Jiménez y Carlos Montoya.

Con la muerte se tiene la certeza de que ya no hay más, de que todo se acabó, pero con una relación rota queda el sentimiento de poder hacer algo más porque la persona sigue viva. La gente se pregunta: ¿y si hubiera hecho esto o aquello? Por eso es complicada la pérdida en vida, porque queda la certeza o ilusión de que aún se puede hacer algo, añadieron.

En entrevista para el noticiero matutino de Radio Fórmula, explicaron que si bien la Tanatología en parte está enfocada a la cuestión de la muerte, también trabaja con las pérdidas, que no tienen que ser la muerte de una persona, sino que puede ser la pérdida de una relación amorosa o una amistad, que también son eventos importantes.

En el caso de la muerte, ocurren fenómenos “de aniversario”, de fechas especiales en las que una persona revive la pérdida, como el 14 de febrero, cumpleaños y aniversarios. Lo que se mueve son sentimientos y emociones, apuntaron.

En el caso de quien pierde una relación afectiva o amistosa, recomendaron que la persona se permitirse “vivenciar” lo que siente y subrayaron que no es recomendable ni sano reprimir las emociones y sentimientos. “Siempre es importante una red de apoyo afectiva, emocional o social. Hay que acercarse a amigos o familiares, darse un tiempo para estar acompañados, conversar o, si la persona se lo permite, estar solo con el sentimiento, con la emoción, enfrentarlo de alguna manera”.

No es recomendable distraerse, no es recomendable tratar de alegrar al amigo que perdió a su pareja o a alguien. Hay que dejarlo vivir su duelo, dejarlo llorar, lo cual es sano, ayuda a liberar esa emoción. Sólo hay que abrazar, escuchar, estar ahí en el momento en que la persona te necesite.

Le tenemos miedo a la muerte, a los duelos. Pese a que todo el tiempo perdemos y tenemos duelos, no sabemos cómo enfrentarlos. Además, la pérdida en un núcleo familiar afecta a cada miembro de manera diferente, de modo que cada quien tiene un tiempo y un proceso en sus etapas.
Lo más significativo es el silencio. No hay mejor acompañamiento que el silencio. No nos permitimos acompañar en silencio a quien sufre, no consideramos que todo lo que necesita es compañía.

Explicaron que es común pronunciar frases hechas, como  “Concéntrate en las bendiciones de tu vida”, lo que es tan importante como concentrarse en las emociones del momento; “él o ella está en un mejor lugar”, lo que no nos consta, no lo sabemos, pero queremos pensar que así es, pero eso no es suficiente para que la persona deje de sufrir; “Dios quiso llevárselo con él”, lo que puede causar un conflicto, sobre todo entre los niños que se empieza a cuestionar a esa figura bondadosa y a preguntarse por qué siendo tan bueno se llevó a alguien a quien él quiere.

Esas frases no se deben decir a una persona en duelo. Lo mejor es el silencio y que las personas en su momento manifiesten lo que están sintiendo.

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