Cancún, Q. Roo, 5 de Junio 2018.-Mientras grupos ambientalistas se rasgan las vestiduras por los daños ecológicos en zonas de manglar aledaños a las playas; más adentro, en la llamada selva baja, nadie protesta por el crimen ecológico que realizan las desarrolladoras inmobiliarias en diversos puntos de la ciudad, principalmente en el llamado Polígono Sur.
En los últimos años, de acuerdo a denuncias vecinales, está zona está creciendo exponencialmente debido a la gran demanda de vivienda que existe en Cancún, para lo cual a diario son devastadas amplias zonas. Ni la Semarnat, Profepa, autoridades municipales y estatales hacen o dicen algo, sobre todo en el derribo de grandes árboles y otras especies vegetales en peligro de extinción.
En los últimos años los grupos ecologistas se inclinaron por proteger Tajamar, Punta Nizuc, y ya en Playa del Carmen, Excacel- Excacelito, así como Punta Brava en Puerto Morelos, por hablar de los lugares más cercanos a este punto turístico, ahora la selva cercana a estas destrucciones está sola.
Gritos en el desierto
En enero del 2016 se informó que autoridades arrasaron con más de 57 hectáreas del manglar de Tajamar para continuar con los proyectos turísticos e inmobiliarios en la región, lo que motivó que todos se unieran para rescatar esta zona.
Ahora nadie. Ni Greenpeace, ni el Grupo Ecologista del Mayab (GEMA), ni tampoco Salvemos Tajamar, mucho menos el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), entre otros, han dicho algo, no se diga los partidos políticos. Sólo los vecinos quienes temen ser identificados por cuestiones de seguridad. (Agencias).
