Los padres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa no se rinden

Clemente Rodríguez, padre de Christian Rodríguez, uno de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, ha dedicado los últimos 10 años a buscar incansablemente a su hijo. En su piel, lleva símbolos que representan esta búsqueda: una tortuga, símbolo de la escuela rural donde estudiaba su hijo; la Virgen de Guadalupe, patrona de México, con el número 43; un tigre que refleja la fuerza de su pueblo y una paloma de la esperanza. “Es para que si mi hijo llega mañana, sepa que le estuve buscando”, explica Clemente.

El 26 de septiembre de 2014, Christian Rodríguez, de 19 años y estudiante de la Normal Rural de Ayotzinapa, desapareció junto a otros 42 compañeros en un caso que marcó a México y que aún sigue abierto. A pesar de que solo se ha encontrado un hueso de su pie, sus padres no han dejado de buscar respuestas.

Cada mes, Clemente y su esposa marchan junto a las familias de los 43 desaparecidos por las calles de Ciudad de México exigiendo justicia. “La tenemos muy difícil”, admite Clemente, pero su dolor se ha convertido en lucha y resistencia. El caso de Ayotzinapa no solo es un símbolo de la tragedia de los estudiantes, sino también de los más de 115,000 desaparecidos que tiene México.

El caso, considerado por el gobierno actual como un “crimen de Estado”, ha destapado redes de corrupción e impunidad en las que participaron fuerzas de seguridad, autoridades y militares. Sin embargo, tras dos administraciones, el caso sigue sin resolverse por completo, dejando a las familias con una herida abierta.

La búsqueda de Clemente no solo ha sido física, recorriendo pueblos y enfrentando al crimen organizado, sino también emocional. Su familia ha perdido mucho en este tiempo, pero su esperanza sigue intacta. “La esperanza no me la van a quitar”, afirma.

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