Promueven nuevos métodos de enseñanza en menores
Cancún, Q. Roo, 26 de enero 2019 .— Matthew Lipman fue, a finales de los años 70, el primero en abordar la idea de una filosofía planteada como un plan de formación global para niños y adolescentes, a la que llamó filosofía para niños. Junto a Lipman, Ann Sharp contribuyó a la elaboración de los manuales y a la configuración de los cursos de formación.
El método de Lipman responde a una necesidad fácilmente constatable: los estudiantes tienen que saber de muchas materias (contenido), para lo cual se les presuponen ciertas capacidades lógicas como el análisis, la síntesis, la formación de conceptos o la competencia investigadora (procedimientos). Pero, ¿qué ocurre si, de hecho, no poseen estas habilidades?
El programa de Lipman responde a esta pregunta desde una disciplina concreta, la filosofía, que incluye, entrelazado con su contenido específico, estas habilidades generales.
El programa de FPN aspira a enseñar destrezas de razonamiento, pero, y esto marca la diferencia con otras escuelas pedagógicas, sin “vaciarlas” de contenido ni segregarlas de su contexto original. Y el lugar de la filosofía, para la FPN, es la clarificación de los problemas de la vida democrática. De ahí que el programa de FPN no está orientado a mejorar el rendimiento académico de los estudiantes (aunque este sea un efecto secundario de su aplicación), sino a formar mejores ciudadanos, conscientes de las implicaciones de la vida comunitaria en democracia.