Por Carlos Alberto Rosales
@Carlos85458323
En política, como en ajedrez, pensar de un modo estratégico y adelantar jugadas es una práctica que podrá salir bien o mal, pero resulta inevitable si se quiere mantener, sobrevivir o regresar al poder.
La semana que pasó, el gobernador Carlos Joaquín González demostró independencia y control al tomar el toro por las astas e iniciar una gira por los Estados Unidos para buscar erradicar la mala imagen que la inseguridad y el warning que el Departamento de Estado de los Estados Unidos nos obsequió semanas pasadas.
El mandatario estuvo en Washington DC y Nueva York para mantener reuniones con funcionarios de gobierno estadounidense y tour operadores mayoristas.
La agenda con los funcionarios sirve para que el gobernador se haga conocer por la administración Trump. La reunión con empresarios de servicios turísticos por su parte, sirve para dar certezas de que en pocos meses más se tendrá bajo control el tema de la seguridad.
Vislumbramos, por otra parte, la construcción de una escenografía pre electoral de cartón pintado en la que el gobierno joaquinista avanza hacia el proceso eleccionario de 2018 por una carretera llena de anuncios auto congratulatorios como que la economía va bien, mayor equidad de sectores vulnerables y grandes avances en la lucha contra la corrupción.
Los logros están en algunas áreas pero algunos de estos anuncios poco tienen que ver con la realidad. Hay que trabajar más en recomponer la economía doméstica que esta sintiendo su primera temporada baja luego de años de ocupación hotelera casi perfecta.
Para ello, hay que tomar decisiones que garanticen que Quintana Roo tiene destinos de excelencia, confiables y seguros.
Ser noticia nacional no por la celebración de los 43 años de Quintana Roo como Estado Libre y Soberano que es un orgullo para todos los quintanarroenses sino por actitudes pandilleriles al ensuciar un evento de tal trascendencia por una pelea de políticos que dieron una muestra bajuna de lo que la ciudadanía rechaza, demuestra que nos falta mucho por rectificar.
Los excesos de la política en su más bajo nivel como el acaecido entre el senador Félix González Canto y el secretario de Desarrollo Social, Julián Ricalde, el pasado domingo, esperamos sean sancionados por las autoridades del Senado de la República con un “sosegate” a la actitud de Félix González que enloda la ya de por si imagen de los legisladores federales y también que el gobernador Carlos Joaquín al expresar que “Todos los servidores públicos deben honrar el cargo y actuar en todo momento con probidad… “; demuestre con una sanción ejemplar que en su gobierno no existe lugar para rijosos como Julián Ricalde Magaña, titular de la Sedeso, a quien ya le cayeron sus acciones y prestigio político y que, por dignidad, tendría que elevar su renuncia indeclinable a su jefe político.