Cancún, Q. Roo, 31 agosto 2018.- El experimentado entrenador, Ladislao Celis Argumedo, mejor conocido como “El “Chino” Celis, murió hoy aquí, víctima de añejos males que lo mantenían postrado desde hace varios días en una cama de un hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde llegó al final de sus días un hombre sin cuya presencia no podría entenderse, ni explicarse los mejores momentos del boxeo quintanarroense.
Originario de Cozumel, Celis tenía al fallecer 82 años de edad, la gran mayoría de ellos dedicados a la enseñanza del boxeo a generaciones de muchachos nacidos en esta entidad, desde que era territorio libre, y a quienes mostró la ruta de la superación y la disciplina vía el deporte.
A muchos de ellos, por supuesto, separó de la ruta del ocio, madre de todos los vicios, los puso en l sendero de la vida productiva y positiva y los alejó del presidio, o de la tumba anticipada.
Hombre sencillo, humilde, callado, algo taciturno, Ladislao Celis fue siempre un manejador que recorrió no siempre con buenos resultados, pero sí siempre con dignidad las arenas de la Península de Yucatán, siendo un manejador confiable, que mereció y recibió las atenciones de grandes promotores como Gonzalo “Fayo” Solís, Alberto “Beto” Eljure Sesín y de mecenas como William Abraham Dáguer, entre otros grandes personajes de la región.
No sabemos, o al menos no podemos afirmar que fue el mejor entrenador nacido en la actual entidad de Quintana Roo, pero sí el que más duró en la actividad.
Fue antecesor en la actividad de gente importante como eGregorio “Goyo” Mendoza Martín, quien fuera promotor y entrenador en la isla de Cozumel y que en su momento también hizo mucho por el boxeo de la entidad.
Siempre en bajo perfil, el “Chinito” no decayó en su afán de enseñar el boxeo a jóvenes de Quintana Roo, principalmente de su zona norte y tuvo su mejor recompensa ya siendo un hombre de la tercera edad, en el siglo XXI al enseñar el ABC del boxeo a un chamaco, casi niño, que llegó a sus manos, y de quien fue en cierta manera su padre.
Ese muchacho, llamado Rodolfo Omar López Romero, quien ganaría inmortalidad bajo la denominación de Rodolfo “Rudy” López, aprendió lo indispensable del boxeo, en las manos del “Chino” Celis, quien tuvo el gusto de verlo coronarse campeón del mundo, no bajo su dirección (su entrenador entonces era Porfirio “Rudy” Pérez), pero sí con sus enseñanzas.
Y aún habría más, pues poco tiempo después, otro chamaquito, proclive a la violencia y a los pleitos callejeros, dejó las canchas de fútbol, y prefirió el ring convencido por las palabras de a quién él llamaba “Chinito”: Miguel Berchelt, hoy día, uno de los 20 o 25 boxeadores más cotizados del planeta y campeón mundial indiscutible de peso súperpluma.
Berchelt, como amateur, tuvo la asesoría del “Chino” y tras dejarlo en manos de otros manejadores del boxeo aficionado, vino a radicar a Mérida, donde con valentía, no para pelear, sino para llegar a tierra ajena, siendo un adolescente, con una mano adelante y otra atrás, comenzó un camino que lo tiene en la fama y ya con fortuna económica.
Agradecido, “Miguelito Kid”, alguna vez dijo, tras su debut en Estados Unidos en marzo de 2013, que tenía una deuda de agradecimiento “con el “Chinito” “y si llego a campeón del mundo, me lo voy a llevar conmigo”.
Por cuestiones de edad, eso último ya no fue posible, pero sí, Berchelt invitó una vez al ya, para entonces casi octogenario manejador, a quien llevó a Mérida, para que lo apoye en una de sus peleas.
Tras ganar el campeonato del mundo el año pasado, Berchelt le llevó la faja hasta Cancún, y junto con “Rudy” López, lo honró agradeciéndole su apoyo y que creyera en el, justo cuando más lo necesitó, cuando iniciaba.
Hoy, el “Chinito” se ha ido para siempre, físicamente, pero aunque suene a lugar común, tiene ya un sitio especial en la mente de quienes lo conocieron y quisieron y un nicho en la historia del boxeo quintanarroense y peninsular. (Infoqroo)
Que Descanse en Paz Ladislao Celis Argumedo, el “Chino” Celis.