Miles de ruandeses se reunieron este domingo para comenzar una semana de homenajes solemnes a los 800 mil tutsis y hutus moderados víctimas del genocidio en Ruanda, una ola de homicidios hace 25 años que se prolongó tres meses.
Kigali, 8 de abril 2019.El presidente Paul Kagame destacó la fuerza de su pueblo, que salió del abismo para convertirse en una familia más unida que nunca. En 1994 no había esperanza, sólo tinieblas. Hoy la luz ilumina este lugar. ¿Cómo pudo suceder? Ruanda volvió a ser una sola, declaró Kagame, de 61 años, indiscutible líder del país desde 1994, en una ceremonia en el Centro de Convenciones de Kigali, símbolo de la modernidad de la capital ruandesa.
“Nuestro pueblo cargó un peso inmenso sin quejarse, o casi… Eso nos hizo mejores.
Nada volverá a hacer que los ruandeses se enfrenten. Esta historia no se repetirá. Es nuestro firme compromiso, prometió.
Kagame inauguró poco antes las conmemoraciones del genocidio con el encendido de la llama del recuerdo en el Monumento al Genocidio en Gisozi, en Kigali, donde más de 250 mil víctimas fueron enterradas.
No hay manera de comprender totalmente la soledad y la rabia de los sobrevivientes; sin embargo, una y otra vez les hemos pedido que hagan sacrificios para dar a nuestra nación una nueva vida. Las emociones se tienen que guardar, dijo Kagame en un mensaje transmitido por televisión a todo el país.
Somos mucho mejores de lo que éramos, pero podemos mejorar. Somos los últimos en el mundo que podríamos caer en el conformismo, agregó.
Por la tarde, el presidente participó en una marcha hacia el estadio Amahoro (paz, en kinyarwanda), en el que en 1994 se refugiaron miles de tutsis, con la protección de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con la esperanza de escapar a las matanzas.
Los dignatarios presentes en el estadio encendieron una vela con la que simbólicamente prendieron las que portaban unos jóvenes, simbolizando el pase del relevo. El estadio se iluminó entonces con miles de pequeñas llamas amarillas.
Instigado por el régimen extremista hutu, entonces en el poder, el genocidio costó la vida al menos a 800 mil personas entre abril y julio de 1994, según cifras de la ONU, principalmente de la minoría tutsi, pero también cayeron miles de hutus moderados.
Los 100 días de holocausto comenzaron el 6 de abril de 1994, después de que el presidente Juvenal Habyarimana y su par de Burundi, Cyprien Ntaryamira, ambos hutus, murieron cuando su avión fue derribado sobre la capital ruandesa la noche del 5 de abril. Los atacantes nunca fueron identificados.
Las fuerzas armadas ruandesas y los milicianos extremistas hutu Interahamwe comenzaron las matanzas. Parte de la población, alentada por las autoridades y la prensa del odio, participó en el exterminio a punta de garrotazos, machetazos y apaleando, quemando vivos, fusilando a hombres, mujeres y niños en todo el país.
Morían hasta 10 mil personas por día. Fue eliminada 70 por ciento de la población tutsi y más de 10 por ciento de los habitantes de Ruanda.
La carnicería sólo terminó cuando el 4 de julio ingresaron a Kigali los rebeldes tutsis del Frente Patriótico Ruandés, con un militar de 36 años al frente: Paul Kagame.
Recordar es necesario para asegurarnos de que nunca vuelva a suceder, dijo Olive Muhorakeye, peluquera de 26 años.
Los presidentes de Chad, Idriss Deby; de Congo, Denis Sassou Nguesso; de Yibuti, Ismaïl Omar Guelleh; de Níger, Mahamadou Issoufou, y el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, asistieron a las ceremonias de homenaje.
Sólo un mandatario de fuera del continente africano asistió. El primer ministro belga, Charles Michel, en nombre de un país que también quiere asumir su parte de responsabilidad frente a la historia, explicó Michel, reconociendo los errores de la comunidad internacional en 1994.
Sin embargo, la ausencia de otros mandatarios de la región es un signo del relativo aislamiento que sufre Ruanda.
La conmemoración se llevó a cabo sin la presencia del presidente francés, Emmanuel Macron, quien declinó la invitación, oficialmente por razones de agenda. Fue una decepción para los ruandeses, que esperaban escuchar la disculpa de Francia por el papel que desempeñó en 1994.
El gobierno de Ruanda acusa a Francia de haber sido cómplice del régimen hutu, responsable del genocidio, e incluso de haber entrenado a las milicias y participar en las matanzas, algo que París siempre negó.
Estas acusaciones envenenan desde hace años las relaciones entre los dos países, aunque hayan mejorado desde la elección de Macron en 2017.
El viernes Macron anunció la creación de una comisión de historiadores para estudiar todos los archivos franceses sobre el periodo 1990-1994, promesa que hizo a Kagame tras un encuentro en mayo de 2018.
Este domingo anunció que también habrá en Francia una jornada de conmemoración del genocidio.
El gobierno alemán recordó el aniversario. El ministro de Asuntos Exteriores, Heiko Maas, expresó: el genocidio en Ruanda debe ser una advertencia para las generaciones futuras. Todos tenemos la responsabilidad de mantener viva la memoria y de hacer todo lo posible para que no se repitan hechos similares.
La jornada