El fútbol mexicano está lleno de historias de jugadores que llegaron a la cima, pero cuyas carreras se vieron truncadas de manera trágica. Tal es el caso de Antonio de Nigris, un delantero prometedor que falleció a los 31 años, conmocionando al mundo del fútbol.
Conocido como una de las joyas del fútbol mexicano, Antonio de Nigris tuvo una carrera de 9 años en la que jugó para 13 equipos en distintos países. Su nombre resonaba con fuerza en el deporte, destacando como uno de los delanteros más importantes de su generación. Sin embargo, el 16 de noviembre de 2009, su vida terminó repentinamente cuando sufrió un paro cardíaco mientras dormía en su casa en Larisa, Grecia, donde jugaba para el club AE Larisa.
Aquella madrugada, el futbolista se despertó a las 3:30 a.m. con fuertes dolores en el pecho. Su esposa Sonia llamó de inmediato a una ambulancia, pero lamentablemente, Antonio falleció durante el traslado al hospital, dejando sin oportunidad de ser atendido. Según el médico forense griego, Christos Kravaritis, De Nigris murió debido a una patología cardíaca.
A pesar de que ya se le había advertido sobre una malformación genética en el corazón, el “Tano” continuó jugando al fútbol, negándose a que su condición afectara su carrera. El 20 de noviembre de 2009, sus restos fueron repatriados a México y entregados a su familia en Monterrey para su velorio, cerrando así el capítulo de una leyenda del fútbol mexicano que jugó a pesar de los riesgos.
Antonio de Nigris dejó un legado imborrable en el fútbol, recordado no solo por su talento en la cancha, sino por su espíritu valiente y su pasión por el deporte, que lo convirtieron en una figura destacada.