Ciudad de México, 1 de septiembre 2018.- Si México hubiera insistido en no anunciar un acuerdo de inicio con Estados Unidos, hasta que Canadá estuviera totalmente a bordo, el enfrentamiento táctico probablemente habría alentado a Donald Trump, a echar por tierra el TLCAN por completo, afirmó el analista Andrés Martínez.
En un artículo publicado en Los Ángeles Times, refiere que el mandatario estadunidense, estaba “tan consumido por su deseo de desairar” al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, que estuvo dispuesto a anunciar un trato con México que es bueno para ambos países.
En opinión del académico, la única manera de romper el callejón sin salida de las renegociaciones del TLCAN, y conseguir que Trump sofocara la bomba proverbial sin detonarla, fue permitirle su rabieta contra Trudeau, quien de alguna manera habría ofendió al presidente de Estados Unidos a principios de este verano, después de la Cumbre del G-20 en Ottawa.
En ese sentido, subrayó que los críticos que golpearon al liderazgo de México por estar de acuerdo con la farsa del mandatario estadunidense, “no entendieron el punto”.
Al tratar con Trump, dijo, como bien sabe su personal y los líderes extranjeros están llegando a apreciar, se soportan humillaciones tácticas para preservar o asegurar imperativos estratégicos más grandes, sostuvo el profesor de práctica en la Escuela de periodismo y comunicación de masas Walter Cronkite de la Universidad Estatal de Arizona y miembro de New America.
Así, tras anunciar este acuerdo bilateral, “el rencor de Trump se cumplió, y los negociadores canadienses y estadounidenses comenzaron a competir para resolver las diferencias restantes entre los dos países para el plazo autoimpuesto del viernes”.
En el artículo: “Mexico has Trump figured out”, el experto prevé que el TLCAN será moderadamente ajustado y actualizado, Trump ganará y le contará toda clase de historias a su base sobre cómo alteró completamente el tratado, pasando del peor acuerdo en la historia humana al mejor absoluto.
En cuanto al fondo, dijo, el nuevo TLCAN -o lo que sea que Trump insista en que todos lo llamemos- sí satisface algunos de los agravios populistas del presidente, al tiempo que lo actualiza para el siglo XXI.
El movimiento para debilitar la jurisdicción de los paneles de arbitraje extrajudicial y para exigir que un cierto porcentaje de los autos producidos dentro del bloque comercial sea realizado por asalariados con salarios más altos, son ambas concesiones a la agenda de Trump.
Por lo que vale la pena, ampliar el acuerdo comercial para abarcar la economía digital, la propiedad intelectual y los servicios financieros son elementos de la actualización necesaria que el gobierno de Obama propuso a través del acuerdo de Asociación Transpacífico, apuntó.
Para Martínez, esta saga en curso de NAFTA es el último episodio para arrojar luz sobre lo que se ha convertido en el modus operandi de Trump. Le gusta romper cosas, culpar a otros por el hecho de que están rotos y luego tomar el crédito por “arreglarlos”.
Lo que también es evidente es que Trump disfruta del drama táctico mucho más de lo que a él le importa un resultado estratégico. Se apresura a ceder en sustancia si hace felices a todos al final de su programa de televisión, siempre y cuando tenga el mérito de haberlos hecho felices, afirma el experto.