Onésimo Cepeda quiso ser candidato, pero era una “pendejada de 3 años”

Onésimo Cepeda defiende su intento de llegar a Congreso local y recuerda en silencio cercanía con el PRI y desencuentro con EPN

Estado de México, 6 de abril 2021.-Onésimo Cepeda, obispo emérito del arquidiócesis de Ecatepec y quien anunció que iría por una diputación local, dio de baja su candidatura al asegurar que se trataba de “una pendejada de tres años”.

“Fui invitado a registrarme al partido (Fuerza por México). Me registré en el partido. Hasta ahí llega”, dice Onésimo Cepeda en entrevista con Carlos Marín. Detalló que no aceptó la candidatura y que primero necesita resolver su situación legal.

El Papa Francisco le mandó decir que no podía ser candidato a riesgo de perder el obispado.

Este 5 de abril, Cepeda respondió claramente a la pregunta minutos antes de ingresar al Hotel Imperial, donde se convocó a una conferencia de prensa para anunciar su candidatura como diputado local mexiquense por el partido Fuerza por México, el nuevo aliado de la autodenominada cuarta transformación.

  • ¿Cómo prefiere que le llamemos? ¿obispo o candidato?, le pregunta La Silla Rota cuando desciende de su automóvil.
  • ¡Obispo!
  • ¿Todavía no renuncia usted a la Iglesia?
  • ¡Jamás!, responde.

Hoy luce los colores del partido: camisa y corbata color rosa. Ya no cuelga un Cristo de su cuello ni aquellos lentes negros que le valieron el calificativo de “rockstar”, cómo lo hizo en años anteriores. Genio y figura, fiel a su personalidad, llega al evento con una hora de retraso; la prensa está inquieta, pero no se mueve de lugar. Saben perfectamente que el religioso favorito de los priistas, en sus años dorados en el municipio de Ecatepec, dará nota.

Los años no han pasado en balde. El obispo emérito de laiglesia católicamantiene su personalidad fuerte, camina entero, pero es innegable que el tiempo lo alcanzado. Por eso no puede controlar los movimientos involuntarios en su rostro, particularmente en su mandíbula y ojos, aunque su voz y su expresión están intactas.

Fuerza por México lo respalda orgulloso. Por eso se adelanta a la pregunta obligada de la prensa y afirma que su candidato sí puede competir por un cargo legislativo, porque –según ellos o según él– dejó de ser ministro de culto hace nueve años.

El presidente del partido, Gerardo Islas, destaca que la Constitución mexiquense señala que para ser legislador local se requiere “no ser ministro de algún culto religioso, a menos de que se separe formal y definitivamente de su ministerio cuando menos cinco años antes del día de la elección”.

Onésimo Cepeda Silva fungió como obispo de Ecatepec desde 1995 y hasta el 7 de mayo de 2012, cuando –afirman sin titubeos– el Papa Benedicto XVI “le aceptó su renuncia”.

Luego, vino el anuncio: “el ciudadano Onésimo, desde 2012 ya no es ministro de culto en activo, por lo tanto, tiene derecho a votar y ser votado, y en esta ocasión nos representará como candidato a diputado local por el distrito 21”, remata Islas.

Sentado en la mesa, esperando las preguntas de los reporteros, el ciudadano Onésimo luce cómodo. Se nota que extrañaba los reflectores que tuvo en sus últimos años de vida religiosa, cuando lucía acompañado de figuras públicas importantes como empresarios y políticos, cuando era un hombre poderoso, en términos mediáticos.

Y ahora que resucitó, en términos políticos –después de un domingo de resurrección–, demuestra a los presentes que sigue teniendo ese poder, aunque su salud, por momentos, demuestre lo contrario.

Acepté ser candidato porque quiero un México mejor, porque no pienso cobrar y lo más importante: porque estoy harto de tanto pendejo que gobierna y se sienta en las curules… Yo no sé si alguno dirá este es otro pendejo [dice refiriéndose a sí mismo]. Espero que no lo digan

Su última fiesta pública fue para celebrar su cumpleaños, en 2012, una semana después de haber sufrido un infarto. Políticos y artistas llegaron al restaurante Arroyo, cuyo propietario es su amigo.

Nueve años después, está rodeado de Islas y “El Jaguar” Armando Ríos Piter, el perredista que nunca pudo concretar su candidatura por ese partido al gobierno de Guerrero. Ambos apapachan al religioso, en una cálida bienvenida a su regreso político, que dejó más dudas que respuestas.

“No me voy a registrar en este momento”, explicó el ciudadano Cepeda, y afirmó contar con un equipo de abogados en derecho canónico y civil, quienes estudian su caso para determinar su situación legal dentro de la iglesia católica, después de 10 años de no ejercer el Ministerio.

Sin embargo, su nombre no ha sido dado de baja del registro de Asociaciones Religiosas de la Secretaría de Gobernación. Onésimo Cepeda aún aparece en la página 4 del documento, con la clave Sgar/2/92, en el rubro Conferencia del Episcopado Mexicano. Pero el Episcopado ya marcó su raya con él.

La Diócesis de Ecatepec, hizo lo propio y, al igual que el Episcopado, se deslindó del aún obispo, el obispo emérito, el ¡obispo! Que quiere llegar a diputado.

“Sucede que no tengo ningún inconveniente, entonces, seré diputado plurinominal y no haré campaña. Mi querido Gerardo, ¡aquí te la pelas!”, dice el ciudadano con derechos políticos, entre aplausos de quienes lo acompañan.

Pero se supone que usted tendría que renunciar como ministro de culto por parte de la iglesia, le cuestionó La Silla Rota.

Es entonces, cuando el ciudadano Cepeda se transforma en el obispo emérito para responder: “No ¡Estás loca! Eso sería como cambiar mi progenitura por un plato de lentejas”.

  • ¿Se encuentra usted en condiciones de salud?
  • ¿Tú cómo me ves?, muestra su antebrazo derecho en señal de fuerza.
  • ¿Quieres tocar? ¡Estoy a toda madre!

Cepeda, el obispo o el ciudadano, afirma que el Papa Francisco le llamó por teléfono para confirmar la noticia de su candidatura; y que acordó con el arzobispo Franco Coppola, el nuncio apostólico de México, revisar su caso.

  • ¿Entonces le pidió permiso al Papa para ser candidato?
  • No, yo no tengo que pedirle permiso a nadie. Si me dicen que sí, estaré, si no, no estaré. De todos modos, voto por este partido porque resultaron muy chingones.
  • ¿Se le olvidó ya la cercanía que tenía con el PRI?
  • Yo creo que sí, me la hicieron olvidar.
  • ¿Cómo?
  • Pues mandándome… ahí donde estás pensando.

El ciudadano Onésimo Cepeda recuerda que el expresidente Enrique Peña Nieto le dijo adiós y que el tema que trataron, en su último encuentro, fue el golf, pero dice que no le guarda rencor.

  • ¿Pero eran muy amigos no?, insiste La Silla Rota.
  • Fuimos muy amigos, sí. Le ayude a llegar, sí. No me volvió a ver, sí. O sea, no tuvo palabra, sí.

‌Pero el obispo evita hablar del hoy presidente,Andrés Manuel López Obrador, a quien apoya el partido que hoy lo postula. Le preguntan del mandatario y afirma que “eso no se puede saber, porque no me da la gana”.

  • ¿Han tenido comunicación desde que comenzó el sexenio?
  • Sí, alguna vez. La última vez hablamos de Zapata.
  • Porque el presidente es cercano a Dios.
  • No sé qué tan cercano sea.

El obispo enumera lo que espera conseguir como legislador: “un gobierno sin mentiras, sin tranzas, sin corrupción. Un gobierno que nos defienda del crimen. Un gobierno que no espante a nadie y que tenga todos los malhechores alejados de los ciudadanos”.

El ciudadano Cepeda posa para la foto. Llama la atención su forma de adaptarse al nuevo grito de batalla política “¡Fuerza, Fuerza, Fuerza, Fuerza!”, grita con las manos arriba en señal de triunfo, acompañado de sus nuevos “hermanos”, los políticos. Antes de irse, advierte que pronto habrá noticias suyas: “a mí me quiere la gente”.

La silla rota

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