Ciudad de México.— El arte mexicano está de luto. Pepe Soho, fotógrafo, creador y alma libre, falleció este viernes en su hogar en la Ciudad de México, víctima de un paro cardiaco. Con su partida se apaga una de las voces más luminosas del arte contemporáneo mexicano, pero su legado —hecho de belleza, introspección y esperanza— seguirá iluminando a generaciones.
Pepe Soho fue mucho más que un fotógrafo: fue un viajero del alma que encontró en la cámara un instrumento para sanar y trascender. Enfrentó la enfermedad y el dolor físico con una sensibilidad inquebrantable, transformando la oscuridad en imágenes que celebraban la libertad y la conexión con la naturaleza.
Allí donde la distonía limitó su cuerpo, nacieron caballos, mariposas, ballenas y luciérnagas: símbolos recurrentes de su obra, metáforas de la fuerza interior que lo sostuvo y del vuelo que nunca dejó de buscar.
En 2017, Pepe Soho hizo historia al ganar la Copa Mundial de Fotografía en Yokohama, Japón, convirtiéndose en el primer mexicano en recibir ese galardón. Su triunfo marcó un hito y abrió las puertas del reconocimiento internacional a una obra profundamente espiritual y visualmente deslumbrante.
Años más tarde, representó a México en la Expo Dubái 2020, donde más de 330 mil espectadores de todo el mundo fueron testigos de su mirada única: una que revelaba la energía sagrada de los paisajes, los animales y los elementos que definen el espíritu del país.
El proyecto más emblemático de Soho, Mystika Inmersivo, no fue concebido como un museo, sino como un templo de luz y espejos, un espacio donde cada visitante pudiera encontrarse con su propia esencia. Durante más de una década, Soho lo convirtió en un santuario de emociones, donde arte, espiritualidad y tecnología se fusionaron para crear una experiencia sensorial única.
“Mystika no se contempla: se vive”, solía decir. En esa frase cabe toda su filosofía: el arte como un acto de transformación interior, un camino de regreso al corazón.
Antes de consagrarse como artista visual, Pepe Soho fue empresario y creativo multifacético, impulsando proyectos que reflejaban su espíritu innovador y su pasión por la estética. Sin embargo, fue en la fotografía donde encontró su verdadera voz: una que hablaba sin palabras, con la luz del alma.
Su muerte deja un vacío profundo en la cultura mexicana, pero también un legado imborrable de belleza, sensibilidad y conexión espiritual. Su arte seguirá siendo un refugio para quienes buscan reencontrarse con la naturaleza, con la vida y consigo mismos.
“El arte es un acto de amor, y el amor es lo único que trasciende.”
—Pepe Soho
Familiares, amigos y colaboradores agradecieron las muestras de cariño y respeto, y solicitaron privacidad durante este difícil momento.
Descanse en paz, Pepe Soho, el artista que convirtió su dolor en luz y su vida en arte.