Ciudad de México, 10 de abril 2018.- Dice una frase que “Los seres humanos somos una plaga para el planeta” y si nos ponemos a pensar que con el paso de los años hemos corrompido, contaminado, destruido y agotado los recursos de la tierra como si no hubiera un mañana, puede que la premisa no sea nada exagerada.
En la mayoría de las ocasiones, a pesar de que se sabe los efectos negativos de las acciones destructivas sobre la naturaleza y las consecuencias que puede tener, el humano no le toma mucha importancia.
Desafortunadamente esta poca consciencia ha causado diversos problemas en el medio ambiente. Un ejemplo claro es la selva Amazónica, lugar que produce el 70% del oxígeno de planeta. Sin embargo a pesar de su relevancia, cada año se talan miles de hectáreas de árboles, destruyendo no sólo la flora, sino el hábitat de cientos de especies que viven en ese territorio.
Respecto a este tema, hace una semana la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza dio a conocer que las jirafas se encuentran en peligro de extinción por tres razones:
La pérdida de hábitat a causa de la deforestación, el cambio de uso de suelo, la expansión de actividades agricultoras y ganaderas y el crecimiento de la población humana.
Problemas y disturbios civiles, como la violencia étnica, milicias rebeldes u operaciones militares y paramilitares.
Caza ilegal o furtiva.
Este último punto es muy relevante, ya que se debe a que las diferentes partes del cuerpo del mamíifero son muy demandadas. La carne es utilizada como fuente de alimento, la cola como matamoscas, el pelo para pulseras e hilo, la piel para la fabricación de escudos, sandalias, ropas y tambores y los tendones para cuerdas de instrumentos musicales.
Según datos datos su población ha descendido un 40 por ciento durante las últimas tres décadas y actualmente quedan unas 97 mil 600. (Información: Exélsior/ Fotografía: Archivo).