La temporada baja ha regresado a los destinos turísticos de Quintana Roo, y en esta ocasión con un impacto más severo debido al reciente verano, cuando se desplomó el número de visitantes. La llamada “septihambre, octuhambre y novihambre” —una expresión coloquial que se refiere a los meses más complicados para la industria turística— ya está afectando gravemente a la economía local. Esta fase concluye a mediados de noviembre, cuando inicia la temporada alta.
En el Aeropuerto Internacional de Cancún, la llegada de vuelos y pasajeros ha disminuido de forma preocupante. Desde hace una semana, el número de vuelos diarios se ha mantenido por debajo de 400, alcanzando un mínimo de 358 el pasado miércoles, un escenario que no se veía desde hace tiempo.
La situación es particularmente grave en Playa del Carmen, en la cabecera municipal de Solidaridad, donde pequeños hoteles del centro enfrentan dificultades económicas. Offner Arjona, presidente del sector hotelero, informó que los establecimientos han tenido que reducir costos al máximo, ya que los gastos operativos han aumentado debido a la extensión del periodo vacacional, lo que obligó a contratar más personal. Ahora, con la baja ocupación, estos hoteles se ven presionados para cubrir nóminas y otros gastos corrientes.
En Cancún, la ocupación hotelera al cierre de agosto promedió un 61.8%, una cifra inusualmente baja que preocupa a los trabajadores del sector. Delia Arteaga, camarista en el hotel Secrets Playa Blanca en Costa Mujeres, comentó que ya han comenzado los días “solidarios”, en los que deben recurrir a sus ahorros para subsistir hasta que la temporada alta comience.
“Estoy echando mano a mis ahorros para poder hacer frente a la temporada baja. Restrinjo algunos gastos que no sean elementales y así espero llegar bien a la mitad de noviembre”, explicó Delia.
Por otro lado, los trabajadores de la hotelería enfrentaron no solo una baja ocupación durante el verano, sino también una disminución en las propinas, ya que los turistas llegaron con menos presupuesto.
Para hacer frente a esta situación, Playa del Carmen ha comenzado a organizar eventos culturales que buscan atraer visitantes y aliviar las dificultades económicas que vive el sector turístico.