Oaxaca, 9 de Junio 2018.-El jardín etnobotánico de Oaxaca, ubicado a un costado del centro cultural y el templo de Santo Domingo de Guzmán, en la capital oaxaqueña, está próximo a cumplir sus primeros 20 años de existencia; dos décadas de constituirse como un espacio donde, además de mostrar plantas bellas, busca transmitir un mensaje para entender que el desarrollo cultural de esta entidad está ligado a su entorno vegetal y que su flora es la más diversa en el país.
El jardín está en el primer cuadro de la ciudad, ocupa 2.3 hectáreas. El terreno se localiza donde estuvo la huerta del convento dominico, de la zona de hornos, los lavaderos, canales de riego, estanques y de los pasillos empedrados, entre los siglos XVI y XVII.
Con el paso de los años sirvió como cine y cuartel militar, en la actualidad comparte el espacio con el centro cultural Santo Domingo.
En 1993, la fundación Alfredo Harp Helú con la asociación Pro-Oax propusieron convertir el terreno en jardín. La fusión entre organizaciones de la sociedad civil y artistas plásticos hizo posible su inauguración en julio de 1998.
El jardín etnobotánico ocupa el tercer lugar en la lista de los 10 jardines más importantes de Norteamérica, que vale la pena conocer, según el Consejo Canadiense de Jardines. En la lista aparecen el Chicago Botanic Garden, el Dr. Sun Yat-Sen Classical Chinese Garden, en Vancouver, y el jardín escultórico surrealista de Edward James, de Xilitla, estado de San Luis Potosí, entre otros.
Diversidad de Ecosistemas
El jardín etnobotánico de Oaxaca cuenta con cerca de mil especies de plantas, que representan los ecosistemas y las ocho regiones del estado. No obstante, la meta es llegar a mil 300 especies, lo cual representaría cerca de 10% de la flora total de Oaxaca.
Las plantas provienen de diferentes regiones del estado, tanto de climas áridos como húmedos, de las zonas tropicales bajas y de las áreas montañosas templadas y frías. “Son plantas vivas, todas originarias de Oaxaca”, refiere el director y fundador del jardín etnobótanico, Alejandro de Ávila Blomberg.
Entre las plantas más representativas están las cactáceas, hongos, plantas medicinales, magueyes, orquídeas y bromelias, entre muchas otras.
El 10 de noviembre de 1994 se publicó en el Diario Oficial de la Federación un acuerdo para retirar del servicio de la Secretaría de la Defensa Nacional el antiguo convento y destinarlo al gobierno local, como un espacio para crear un jardín botánico.
El diseño del jardín es obra de Francisco Toledo, Luis Zárate y de Ávila. El Patio del Huaje y la fuente La Sangre de Mitla son obra de Toledo, mientras la fuente Espejo de Cuanana y las esculturas que modifican el nivel y la dirección del agua en el canal son de Zárate. El jardín muestra obras en madera y piedra de los artistas Jorge DuBon, José Villalobos y Jorge Yázpik.
En 2016 y 2017 el jardín recibió poco más de 40 mil visitantes, entre locales, nacionales y extranjeros, con proporciones de un tercio cada uno.
Las opiniones plasmadas en el libro de visitas coinciden que uno de los lugares peculiares del jardín botánico es el espejo de agua que en uno de sus costados tiene una cerca de órganos y de nopaleras.
Los paseantes tienen la oportunidad de conocer la réplica de la cueva que se ubica cerca de Villa de Mitla (Guilá Naquitz), que alberga plantas ancestrales que fueron usadas por recolectores y cazadores; entre las que más destacan son las semillas de calabaza, con más de diez mil años de antigüedad, y restos de maíz con más de siete mil años de vida.
El director se ha esmerado en que el público encuentre una conexión entre la historia del lugar, el diseño del jardín y las plantas que están conociendo. (Agencias).