Huellas moleculares únicas permiten detectar cáncer en etapas tempranas con alta precisión

Un estudio liderado por el Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona, publicado en la revista Molecular Cell, ha revelado que los diferentes tipos de cáncer poseen huellas moleculares únicas que pueden ser detectadas en etapas tempranas mediante pequeños escáneres portátiles. Esta innovación promete diagnósticos rápidos, precisos y no invasivos, aunque los investigadores subrayan que se requieren más estudios para su aplicación clínica.

El enfoque: las huellas ribosomales

El proyecto centra su atención en los ribosomas, estructuras celulares responsables de la producción de proteínas. Durante años, se creyó que los ribosomas eran iguales en todo el cuerpo humano, pero se ha descubierto que presentan modificaciones químicas específicas según el tejido, etapa de desarrollo y enfermedad.

“Nuestros ribosomas están especializados en diferentes tejidos y poseen firmas únicas que reflejan lo que ocurre dentro de nuestros cuerpos”, explicó Eva Novoa, profesora de investigación ICREA y autora principal del estudio.

Estas modificaciones químicas en el ARN ribosómico (ARNr), un componente clave de los ribosomas, permitieron a los investigadores identificar patrones únicos, denominados “huellas epitranscriptómicas”, en diferentes tejidos.

Aplicación en el diagnóstico del cáncer

El estudio encontró que las células cancerosas presentan ribosomas “hipomodificados”, es decir, con una pérdida constante de ciertas marcas químicas. Analizando muestras de tejido de pacientes con cáncer de pulmón, los científicos entrenaron un algoritmo que logró clasificar con precisión las muestras basándose en estas huellas moleculares.

En pruebas realizadas con tejidos sanos y afectados por cáncer de pulmón en estadios I y II, la tecnología alcanzó una precisión casi perfecta. Esto representa un avance significativo, dado que la mayoría de los casos de cáncer de pulmón se diagnostican en etapas avanzadas.

Pruebas no invasivas en el horizonte

El estudio demostró que era posible detectar estas huellas moleculares utilizando tan solo 250 moléculas de ARN, lo que podría dar lugar al desarrollo de pruebas rápidas y mínimamente invasivas, como análisis de sangre.

“Este avance científico no solo sería menos invasivo, sino que también permitiría diagnósticos más rápidos y precisos”, destacó Novoa.

Aunque aún queda camino por recorrer antes de que esta técnica pueda integrarse en la práctica médica, el hallazgo abre la puerta a nuevas formas de detección temprana del cáncer, con el potencial de salvar miles de vidas.