El partido de vuelta de octavos de final de la Champions League entre Barcelona y el Napoli, previsto para el miércoles 18 de marzo, se disputará sin público
Barcelona, España, 10 de marzo de 2020.-El partido Barcelona-Napoli, de la Champions League que se jugará el 18 de marzo en el Camp Nou, se disputará a puerta cerrada como consecuencia de la propagación del coronavirus (COVID-19), según se ha concretado tras una reunión celebrada este martes entre representantes de la Generalitat y del FC Barcelona.
“La recomendación es que el partido se juegue a puerta cerrada por criterios sanitarios y el Barcelona lo ha asumido”, aseguró el secretario general del Deporte de la Generalitat, Gerard Figueras.
La medida fue confirmada por Figueras y el secretario de Salud Pública de Cataluña, Joan Guix, al finalizar la reunión extraordinaria, en la que participaron representantes del FC Barcelona, la Secretaría General del Deporte y los departamentos de Salud e Interior de la Generalitat.
De esta forma, el partido de vuelta de octavos de final de la Champions League entre el Barcelona y el Napoli (1-1 en la ida), previsto para el próximo miércoles 18 de marzo, se disputará sin público en el graderío, un hecho que no acontece en el estadio barcelonista desde el 1 de octubre del 2017, cuando el club decidió no abrir las puertas aquel domingo para el partido Barça-Las Palmas en el que se estaba celebrando un referendo para la autodeterminación de Cataluña, prohibido por la justicia.
En este caso, la precaución sanitaria sugerida por la Generalitat, ante la posibilidad de que unos 5 mil italianos viajen con su equipo, ha llevado al club azulgrana a seguir el criterio del gobierno catalán, y más cuando Italia es uno de los focos más potentes en la propagación del COVID-19, y que ha causado la muerte de 463 muertos asociados a esta infección de forma directa o indirecta.
“El club ha asumido la decisión como propia y va a aplicar las recomendaciones del gobierno. Agradecemos que se anteponga la seguridad de la ciudadanía”, explicó Figueras a preguntas de los periodistas.
Por su parte, el secretario de Salud aseguró que la decisión de celebrar el partido a puerta cerrada se ha tomado por criterios “estrictamente sanitarios” y que nunca se planteó otra alternativa, negando los rumores sobre la posibilidad de jugar el partido sin la presencia de los 5 mil aficionados italianos a los que el Barcelona les había vendido entradas.
Así, el Barcelona se une a otros grandes clubes y federaciones internacionales que han tomado medidas extraordinarias para evitar un mayor contagio del COVID-19, como el Valencia y París Saint-Germain (PSG), que también celebrarán a puerta cerrada sus partidos de Liga de Campeones contra el Atalanta y el Borussia de Dortmund alemán, respectivamente, y el Comité Olímpico Nacional Italiano (CONI), que anunció este lunes la suspensión de todos los eventos deportivos en Italia hasta el 3 de abril.
A pesar de que Nápoles no es una de las cuatro regiones confinadas de Italia, la Generalitat ha decidido tomar esta medida porque actualmente Italia es el segundo país del mundo con más casos -9 mil 172- y muertos -463- por COVID-19.
En España, por otro lado, la cifra de contagiados se elevó esta semana hasta los mil 231, con un total de 30 extintos desde el inicio del brote, una situación que ya ha obligado a posponer la Maratón de Barcelona, del 15 de marzo al 25 de octubre, y de la presentación de la próxima edición del torneo Barcelona Open Banco de Sabadell, que tenía que llevarse a cabo este mismo martes en el Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona.
“Vamos a estar atentos a las medidas que vayan apareciendo cada día porque la situación es cambiante”, concluyó el secretario del deporte.
Esta incidencia en el Camp Nou es la segunda de la temporada, después de que a recomendación de LaLiga se aplazase el clásico entre el Barcelona y el Real Madrid. El Comité de Competición de la Federación Española de Futbol así lo oficializó y el partido que debía disputarse el 26 de octubre, se pasó al miércoles 18 de diciembre (0-0).
La motivación para aquel aplazamiento fue que los entes deportivos temieron que el partido no se pudiese jugar con orden debido a las tensiones políticas en Cataluña y que una convocatoria de manifestación en Barcelona podría afectar no sólo a la seguridad sino al normal transcurso del partido.