***Los fraudes inmobiliarios cometidos en los desarrollos SAVERA y VARUNA en Cancún, son un ejemplo de abierta y cínica corrupción de autoridades municipales y estatales, propiciadas por voraces empresarios que afectan a miles de familias
***Ciudad Maderas Caribe, un caso de fraude a punto de estallar; no cuenta con los permisos que exigen las leyes ambientales, territoriales y urbanas que le permiten su comercialización
***Ninguno de estos casos debe quedar impune, por lo que la gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama; y la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo deben contener este tipo de fraude y castigar a los empresario vivales que, con engaños, lastiman los compradores de buena fe
Por Alejandro Vargas
Los fraudes inmobiliarios se han convertido en el pan de todos los días en Cancún, donde los “empresarios” vivales doblegan a funcionarios públicos, sean federales, estatales y municipales, para ofrecer una certidumbre ficticia a los ingenuos compradores que, con el paso de los días, ven como el sueño de un patrimonio se les va de las manos.
Casos como los desarrollos SAVERA y VARUNA son un ejemplo claro del fraude inmobiliario que hoy padecen cientos, por no decir miles, de personas en Cancún. Pero no son los únicos, en el mismo caso se encuentra CIUDAD MADERAS CARIBE que no cuenta con los permisos que exigen las leyes ambientales, territoriales y urbanas que le permiten su comercialización. Sin embargo, al desarrollador parece no importarle las afectaciones que puedan sufrir en el futuro sus clientes, lo que le importa en realidad es el bisne.
El caso más ruidoso y que mayores afectaciones ha generado es el de la empresa ECOPSA desarrollos, que viene defraudando a cientos de personas en Cancún, con desarrollo denominado SAVERA.
Son cientos de clientes los que han expresado su malestar y generando denuncias en contra de la inmobiliaria que les ofreció lotes baratos en paguitos, propiedad privada, escriturados, con casa club entre otras amenidades, para luego desaparecer y no entregar nada.
SAVERA se encuentra en una zona denominada busques de Cancún, la propiedad del predio es incierta y los permisos no existen para dicho proyecto, hecho que fue confirmado por autoridades municipales. Desde la Secretaría Municipal de Ecología y Desarrollo Urbano nos informaron que el desarrollo en cuestión no cuenta con ningún tipo de permiso por lo cual están defraudando a las personas, dado que jamás podrán escriturar sus lotes, y por el contrario, caerá sobre de ellos una cascada de actos legales que les harán perder sus propiedades.
ECOPSA desarrollos es propiedad de Roberto Núñez Proulx y Miguel Espadas Seba, ambos empresarios yucatecos vinculados diversos fraudes inmobiliarios en la península y otros estados.
Otro de los actos fraudulentos se registra en el desarrollo inmobiliario llamado Ciudad Varuna en Cancún, donde decenas de personas son afectadas en la compra de terrenos. La totalidad de los afectados ya han acudido a las oficinas de Global Martínez a pedir la devolución de su dinero, sin que reciban respuestas.
El terreno de 413 hectáreas es propiedad de la nación, sin embargo, las empresas Ciudad Varuna e Invert Varuna, con documentos falsos, lotificaron y vendieron lotes a cientos de familias de diversas partes del país, obteniendo ganancias por más de 200 millones de pesos.
En marzo de 2022, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) presentó una denuncia por la falsificación del título de propiedad del predio Varuna, con el nombre de José Luis de la Fuente Pastor.
Meses después, apareció otro título, pero a nombre de Armando Jesús Martínez Bellos, firmado el 30 de noviembre de 1990, por el entonces secretario de la Reforma Agraria, Víctor Cervera Pacheco, mientras la SEDATU confirmó que ese título de propiedad también es apócrifo.
El título falso fue sembrado en el sistema informático del Registro Público de la Propiedad de Quintana Roo, pero según documentos, su número de folio 259774 corresponde a otra propiedad a nombre de Lucilo Medina Aldana, del predio llamado San Luis.
Con esto, Martínez Bellos simuló venderle el terreno a Adelaida Lucely Dzib Tinah por 400 mil pesos, usando una escritura número 11,188, que corresponde a otro inmueble y a otros propietarios, por lo que la escritura de Martínez Bellos y Adelaida también es falsa.
Pese a ello, con estos documentos falsos, a Adelaida Lucely le extendieron clave catastral y valuaron el terreno en 32 millones de pesos. Esta mujer es empleada de Global Martínez, vive en una casa de interés social en la periferia de Cancún, y fue usada para realizar el fraude.
El 8 de septiembre del 2022, Adelaida Lucely firmó un poder general y regresó el terreno a Invert Varuna, donde son socios Armando Jesús Martínez Bellos y su hijo Marvin Jesús Martínez Chi, mientras que a través de esta empresa vendieron cientos de lotes con documentos apócrifos.
Román Meyer Falcón, el anterior secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, explicó que hay inversionistas que compran en buena fe, que invierten una cantidad importantísima de dinero, como para que esto pase.
El funcionario pidió a los defraudados que presenten las demandas correspondientes, ya que eso ayudaría mucho. Al respecto, se solicitó entrevista al gobierno municipal de Benito Juárez, pero no hubo respuesta. Hoy cientos de familias protestan en las calles exigiendo la devolución de su dinero.
El caso de CIUDAD MADERAS CARIBE es aún más complejo, ya que no cuenta con los permisos que exigen las leyes ambientales, territoriales y urbanas que le permiten su comercialización. Con documentos en poder de este columnista se puede puedo comprar que el Ciudad Maderas Caribe es una bomba de tiempo que afectará a los compradores. Dada la complejidad de este caso la desarrollaremos en la próxima columna de Arponazos.
En lo que insistimos es que ninguno de estos casos debe quedar impune, por lo que la gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama; y la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo deben contener los hechos de fraude inmobiliario y castigar a los empresario vivales que, con engaños, lastiman los compradores de buena fe.