Tulum, Q. Roo, 5 de Junio 2018.-De 1970 al 2017, Akumal ha perdido la mitad de sus arrecifes; la mayor pérdida a partir de la década de los 90’s. Y peor aún, en unos cuantos años se podría perder todo.
Así lo muestran los resultados presentados por el Centro Ecológico Akumal (CEA) que advierte a las autoridades de los tres órdenes de gobierno la urgencia por contar con un drenaje sanitario y más plantas de tratamiento en los centros poblacionales, incluyendo Akumal y Tulum.
En rueda de prensa, y en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, el CEA presentó la manera en que se ha perdido este hábitat marino y el panorama para un futuro cercano.
Las causas de este deterioro: La falta de tratamiento de aguas, construcción de infraestructura costera, masificación de turismo y malas prácticas de tour operadores.
Héctor Lizárraga Cubedo, director del CEA; Iván Pensé, coordinador de Programas; y Baruch Figueroa Zavala, coordinador de Investigación de Arrecifes, al presentar el Diagnóstico del Estado de Salud de los Arrecifes de Akumal, indicaron que de 1970 a 2017 la cobertura de coral pasó de un 50 por ciento a entre 5 y 10 por ciento. Por el contrario, la cobertura de macroalga pasó de 20 a 40 por ciento y va al alza.
Héctor Lizárraga manifestó que esta es ya una situación de relevancia por ser uno de los grandes valores que atraen a la industria turística.
Baruch Figueroa, explicó que los arrecifes representan apenas un área del 0.2 por ciento de todos los mares y océanos y que albergan el 30 por ciento de las especies. “Es un oasis dentro del ecosistema”.
En este sentido expuso que el problema más grande en Quintana Roo es el mal manejo de las aguas negras, que tiene efecto inmediato en los arrecifes porque aporta nutrientes que antes no tenía y que fertilizan al mar para que se reproduzcan otras especies como la macroalga.
“Le da alimento a las algas que crecen de manera desmedida y en la interacción con coral le van ganando”, resumió.
Asimismo, la sobrepesca es otro factor que provoca esta situación, así como la pesca furtiva ya que genera efecto negativo porque se enfoca en especies clave que al reducir su abundancia.
Por ejemplo, el mero y el pargo que han reducido considerablemente su presencia al grado de decir que no hay ya esta especie. El promedio de biomasa de pargos y meros en 2007 era 550 gramos por 100 metros cuadrados; y para 2016 la biomasa era inferior a 200 gramos.
También el turismo masivo es factor para esta pérdida de arrecife.
Aquí expuso que la práctica de esnorquel pasó de 31 mil 152 personas en 2008, a 274 mil 820 en 2015. Y de 18 operadores que había en 2012 a 100, en 2016.
En sus monitoreos, el CEA detectó que la calidad del agua está afectada porque ha incrementaron los coliformes; de -1.0 hasta 1120. Esta cifra cinco veces superior al criterio de calidad de agua.
Otra pérdida son los manchones de pasto marino a causa de la incursión desmedida de turistas; y que ha ocasionado un cambio en los hábitos alimenticios de las tortugas que estaban acostumbradas a alimentarse de este pasto por otros que no tienen el mismo valor, pero sí más patógenos y bacterias. Y, además, calificaron como una situación crítica la presencia de algas pues impide el paso de luz para fotosíntesis de este pasto marino.
Ante esto, Iván Pensé insistió en que el problema de arrecifes es ya una crisis mundial y se tiene que seguir monitoreando.
Pero donde urge la participación de la sociedad, no sólo de las autoridades, para recuperar el coral.
“Es el momento de construir un muro, pero de cresta arrecifal que necesita ser alimentada”, dijo, “es para la protección de la gran industria turística”.
Pero, agregó, “es imposible ganar la batalla si no cierran la llave a las aguas mal tratadas y negras que han devastado el ambiente costero. Se necesita apoyo de toda la sociedad y los tres niveles de gobierno”.
Si bien el propio CEA y otros organismo ya hacen una labor de siembra de coral, insistieron en que se deben utilizar sistemas drenaje y plantas de tratamiento al por mayor; limpiar los arrecifes de alga y encontrar sitios idóneos para sembrar más coral.
“Hay que recuperar primero lo que se ha perdido”, remató Héctor Lizárraga.