Cancún.- Una red de explotación sexual operaba a plena vista en un bar ubicado sobre la avenida Miguel Hidalgo, entre las calles 93 y 95 de la Supermanzana 93, en Cancún. La Fiscalía General del Estado (FGE), en coordinación con la Secretaría de Marina, la Guardia Nacional y la Secretaría de Seguridad Ciudadana, logró ubicar y rescatar a 14 mujeres que eran obligadas a prostituirse bajo el control de un solo hombre, identificado como Domingo “N”, quien fue detenido durante el operativo.
El negocio del cuerpo: 60% para el bar
De acuerdo con las investigaciones de la Fiscalía Especializada en Combate a Delitos de Trata de Personas, el bar funcionaba como fachada para una estructura de prostitución encubierta. Las víctimas, todas mexicanas, eran forzadas a “fichar” con los clientes —es decir, acompañarlos a cambio de bebidas— y ofrecer servicios sexuales cuyo pago se repartía de manera desigual: el 60% era para el establecimiento y solo el 40% llegaba a las mujeres.
Los precios establecidos por el bar delinean la crudeza del esquema de explotación: 350 pesos por copa con caricias incluidas, 500 pesos por un “privado” donde la víctima debía desnudarse y 2 mil pesos por relaciones sexuales de apenas 15 minutos. Este mecanismo generaba ingresos constantes para el negocio, mientras las mujeres vivían bajo presión, vigilancia y sin libertad para decidir sobre su propio cuerpo.
Cateo y hallazgos comprometedores
Durante la diligencia judicial, los agentes de investigación localizaron preservativos, libretas con registros de cobros, dinero en efectivo y una computadora portátil, elementos que serán integrados a la carpeta de investigación como pruebas del delito de trata de personas en su modalidad de prostitución ajena.
Al término del cateo, el local fue asegurado y sellado por la Fiscalía, mientras que las víctimas fueron trasladadas a las instalaciones de la dependencia para recibir atención médica, psicológica y jurídica.
El rostro invisible de la explotación
Aunque oficialmente el lugar operaba como un “bar de copas”, en realidad funcionaba bajo un esquema sistemático de explotación sexual, donde las mujeres eran mercantilizadas en un ambiente de aparente normalidad. Este tipo de establecimientos son parte del circuito oculto de la trata en zonas turísticas como Cancún, donde el flujo de visitantes facilita la operación de negocios que mezclan entretenimiento con prácticas delictivas.
Domingo “N”, señalado como administrador y beneficiario directo de las ganancias, fue puesto a disposición del Ministerio Público, quien en las próximas horas definirá su situación jurídica.
Silencio, miedo y complicidad
El hallazgo confirma que el turismo sexual sigue siendo una herida abierta en Quintana Roo, donde los bares, centros nocturnos y casas de citas continúan sirviendo como refugio para redes de trata que operan con complicidades locales.
Mientras las autoridades aseguran el inmueble y prometen ampliar las investigaciones, las 14 víctimas rescatadas representan apenas una fracción de un problema mucho más profundo, donde la marginación, la violencia y la impunidad sostienen la industria del placer forzado.
Con este operativo, la FGE reitera su compromiso con el combate a los delitos de trata de personas; sin embargo, el desafío estructural exige algo más que detenciones: requiere desmantelar las redes económicas y de protección que mantienen viva la explotación sexual en el Caribe mexicano.
